Última actualización 15 marzo, 2013 por Alberto Llopis
Corría la temporada 98-99 cuando Real Madrid y Atlético de Madrid se enfrentaban en el Santiago Bernabéu. Los blancos, con un equipo de ensueño liderados por Raúl y Pedja Mitjatovic no podían con los colchoneros. Fue entonces, cuando decidió tomar cartas en el asunto Clarence Seedorf. El holandés se sacó de la bota un lanzamiento estratosférico de más de 40 metros que entró como un obús en la portería de José Francisco Molina.
No fue suficiente para dar la victoria al Real Madrid, pero sí para dar una gran alegría a la parroquia merengue. El disparo lo tuvo todo. Potencia, colocación, belleza, y por supuesto, la firma de un superclase: Clarence Seedorf.