Última actualización 22 marzo, 2013 por Julio Muñoz
Brasil e Italia firmaron este jueves un empate a dos goles en un vibrante partido amistoso disputado en Ginebra, en el que los ataques primaron sobre las defensas y en el que los dos equipos lo dieron todo.
El choque entre dos selecciones que suman nueve Mundiales -cinco Brasil y cuatro Italia- dejó un excelente sabor de boca porque ambos equipos buscaron la victoria hasta el final y no especularon en absoluto, pese a no tratarse de un partido oficial.
Las espadas quedaron por todo lo alto para el partido que les enfrentará, esta vez sí en competición oficial, el próximo mes de junio en la fase de grupos de la Copa Confederaciones en Brasil.
Valió la pena el dinero pagado por quienes se acercaron al Stade de Genve, en su mayoría miembros de las grandes comunidades brasileña e italiana que hay en la ciudad, que disfrutaron de lo lindo del espectáculo ofensivo que brindaron los dos conjuntos.
Desde el arranque, brasileños e italianos se lanzaron a buscar sin contemplaciones el área contraria, a menudo descuidando la defensa, lo que llamó especialmente la atención en el caso de los transalpinos, que no mostraron su tradicional solidez defensiva.
El gol pudo llegar de ambos lados desde los primeros minutos del choque, pero hubo que esperar a pasada la primera media hora para que un centro de Filipe Luis desde la izquierda, mal despejado por Barzagli, fuera recogido por Fred, que resolvió con maestría.
Italia mantuvo la tensión y pudo acortar distancias con ocasiones de Balotelli, Maggio y Pirlo, en una primera parte en la que el sello Prandelli volvió a quedar de manifiesto, porque los azzurri jugaron al toque y a salir de su campo sin balonazos largos.
Dos fallos puntuales en la defensa, casi impensables en la tradición italiana del catenaccio, condenaron a los italianos en los primeros 45 minutos del choque, que fueron un intenso intercambio de golpes entre dos equipos lanzados al ataque.
El segundo gol brasileño fue un gran contraataque de Neymar, que cruzó en diagonal el campo italiano y en la frontal del área amagó el disparo para ceder el balón a Oscar, que superó con clase y tranquilidad con el exterior del pie derecho al meta italiano.
Fue una de las pocas apariciones del delantero del Santos, codiciado por media Europa y muy cerca del Barcelona, que pese a no prodigarse mucho dejó un par de jugadas marca de la casa, llenas de rapidez y verticalidad.
Brasil parecía tener bien controlado el partido hasta que en un córner mal defendido por la canarinha De Rossi logró meter la pierna y desviar la pelota lejos del alcance de Julio César.
El gol fue un resorte para Italia y para Balotelli, que apareció de la nada para recoger un balón en la frontal del área y superar por alto con potencia y colocación a un adelantado Julio César. Otro golazo.
El propio delantero del Milán pudo darle la vuelta al marcador cinco minutos después en un mano a mano con el meta brasileño en el que, tras un soberbio control del balón, chutó el balón contra el cuerpo del guardameta.
El balón siguió llegando con fluidez a ambas áreas, pero el marcador ya no se movió, en medio de un interminable carrusel de cambios que terminaron por romper el ritmo del partido.
Salieron en esta segunda parte los madridistas Kaka y Marcelo, y el atlético Diego Costa, que debutó con la selección brasileña y acabó definitivamente con el debate planteado acerca de su internacionalidad, ya que también tiene el pasaporte español.
Al final, todos contentos. Italia no ha ganado a Brasil desde el memorable partido del Mundial de España (3-2) en cuartos de final, pero quedó satisfecha por haber sabido y podido levantar un 2-0 adverso, y por ofrecer un fútbol dinámico y brillante.
Brasil, por su parte, sigue sin ganar a un rival de peso desde el regreso de Luiz Felipe Scolari al banquillo de la anfitriona del Mundial de 2014, pero cuando tuvo a su aparente once de gala sobre el césped dio sensación de gran potencial ofensivo.