Última actualización 16 noviembre, 2012 por Julio Muñoz
La expulsiones del serbio Branislav Ivanovic y del español Fernando Torres minaron las opciones del Chelsea de imponerse al Manchester United, que remató un encuentro igualado gracias a un gol del mexicano Javier «Chicharito» Hernández, reclamado como fuera de juego por los «blues, a un cuarto de hora del final (2-3).
Entre el minuto 63 y el 68, el duelo en Stamford Bridge, hasta entonces equilibrado (2-2), sufrió un giro inesperado con la roja directa que vio Ivanovic por una falta al borde el área y la segunda amarilla que se llevó el «Niño», supuestamente, por simular una caída al borde del área del United. El choque comenzaba de nuevo, con los «blues» en desventaja, y atrás quedaban los goles tempranos de los «diablos rojos», obra del brasileño David Luiz, en propia meta, y el holandés Robin Van Persie, así como la remontada «blue» que habían hecho realidad el español Juan Mata y el también brasileño Ramires. Con su gol, «Chicharito» liquidó en el minuto 75 un encuentro que deja al Chelsea con un solo punto de ventaja al frente de la clasificación, con el United y el Manchester City pisándole los talones.
Ambos equipos sabían de antemano que el encuentro de hoy era uno de los más importantes de la primera vuelta. A las cuatro de la tarde en Londres, con la luz del domingo declinando ya en la capital británica, los «diablos rojos» salieron en tromba en Stramford Bridge. En el minuto dos, ya habían creado una ocasión para poner en duda la defensa «blue», cuyo eje estaba gobernado por Gary Cahill y David Luiz ante la ausencia del central John Terry, sancionado por los insultos racistas que dirigió al futbolista del QPR Anton Ferdinand.
En el minuto cuatro, los visitantes recuperaron un balón en el centro del campo y lo dejaron en las botas de Wayne Rooney, que se internó en el área por la derecha y lo colocó en el centro para que rematara el holandés Robin Van Persie y acabara en la red tras estrellarse en el cuerpo del brasileño Luiz.
Era solo el principio de un tramo de encuentro aciago para los de Roberto Di Matteo: tan solo ocho minutos después, el ecuatoriano Antonio Valencia controló el balón, de nuevo en la banda derecha, y avanzó hasta la línea de fondo para trazar hacia atrás un largo balón raso que superó la defensa «blue» y encontró con facilidad el pie de Van Persie que, esta vez sí, lo envió directamente a al red.
Stamford Bridge vio en los últimos minutos del primer tiempo cómo los suyos arreciaban en el ataque, si bien la fortuna del Manchester United y la inspiración del arquero español David De Gea, con varias paradas de mérito, presentaban el gol como una tarea imposible.
Fue Mata quien, finalmente, horadó el sistema defensivo de los «diablos rojos» a balón parado.
Desde el exterior del área, el exvalencianista descerrajó un tiro que superó a una nutrida barrera, en la que estaban prácticamente todos los jugadores sobre el campo, salvo De Gea y Mata, y acabó entrando en la portería del United rozando el palo izquierdo.
El empate no llegó hasta el inicio de la segunda parte, cuando Mata controló un balón «in extremis» en el área pequeña y, en lugar de rematar, decidió abrirse para centrar el balón en dirección a Torres, que llegaba al centro de la meta.
El cuero, sin embargo, pasó de largo del «Niño» y fue a caer a los pies del brasileño Oscar, que ensayó de nuevo un centro para que, esta vez sí, Ramires conectara un cabezazo con el que dejó el balón en al red.
No todo eran buenas noticias para los locales: en el minuto 62 el serbio Branislav Ivanovic dejó a los suyos con diez tras segar a Ashley Young para evitar que el inglés encarara a Cech en solitario.
El Chelsea, que había sacado al campo al español César Azpilicueta tras la expulsión del serbio, se quedó con nueve al ver Torres la segunda amarilla, al considerar el árbitro que simuló una falta de Jonny Evans, cuando encaraba el área rival.
En inferioridad, los «blues» no supieron mantener durante muchos minutos el marcador equilibrado, y en el 75 llegó el mexicano «Chicharito» Hernández para concluir, en posible fuera de juego, en la red una jugada en la que la defensa local acababa de sacar un balón de la misma línea de gol.