Última actualización 12 marzo, 2024 por Alberto Llopis
¿Sabes quién fue Gigi Meroni? En Colgados por el fútbol siempre queremos contar las mejores historias o las más importantes que han ocurrido en este siempre controvertido mundo del balompié. Ya hablamos de la mítica historia del Torino, un equipo tocado por las tragedias. Y la historia de Gigi Meroni, el que era conocido como el George Best italiano no fue para menos. Un jugador genial que pasó a la leyenda muy pronto, pero por una tragedia bastante rocambolesca.
La tragedia de Superga para ‘il Grande Torino’
Como ya hablamos, el Torino, a finales de los 40, dominaba el fútbol internacional con un poderío al que pocos le podían hacer frente, este equipo era conocido como el «Grande Torino«. ese gran equipo falleció en un accidente aéreo al volver de un amistoso en Lisboa, cuando se estrellaron en la colina de Superga, que se encuentra en la ciudad italiana de Turín. El piloto de aquel avión que se estrelló aquel fatídico día se llamaba Luigi Meroni, pero le llamaban Gigi. Como si por algún tipo de ley cósmica estuvieran conectados los acontecimientos, unas décadas después iba a aparecer en el panorama del ‘Toro’ otro Gigi Meroni, pero esta vez sobre el verde. Aunque su historia iba a acabar en drama también.
Gigi Meroni, ‘El Best italiano’
Casi 20 años después de esta tragedia, el Torino, comenzaba a volver a ser un equipo importante en el fútbol y lo hacia con un jovencito descarado que jugaba al fútbol como los ángeles. Con un aspecto muy similar a un Beattle y con el 7 a la espalda, daba tardes de gloria a los aficionados del » Toro». El nombre de este jovencito, Luigi Meroni, «Gigi». La casualidad y quizás el destino como dijimos antes, hacían que el hombre que pilotaba el avión que llevaba al «Grande Torino» y el hombre destinado a volver a hacerlo grande se llamaran igual. El final, como hemos avanzado antes, fue trágico para ambos.
Gigi Meroni, nació el 24 de febrero de 1943 en Como, Italia. Precisamente, en ese equipo iba a comenzar su carrera como futbolista, un camino que le llevaría hasta el Torino, el equipo donde iba a dar sus mejores años de gloria y los últimos de su vida. Jugaba de extremo, con el 7 a la espalda y poseía una capacidad de regate innata y una velocidad endiablada. Su aspecto físico, sus formas y su juego, recordaban mucho a un jugador contemporáneo de su época, a George Best, con el que le comparaban.
El «Best italiano» era un tipo diferente
Pero no solo por cualidades como futbolista le comparaban con el fenomenal y vividor jugador británico. Gigi, era un tipo peculiar, de los que daban titulares y anécdotas. Era bohemio; pintor; poeta; apasionado por la música y la cultura. Gigi, era una persona atípica en una época que no le correspondía, lo que hacia que ciertos sectores conservadores no lo miraran con buenos ojos. Los jóvenes, ávidos de cambios y de progreso , lo admiraban como un héroe.
Gigi Meroni, era un tipo tan peculiar, que era capaz de pasear por Turín con su mascota cogida con una correa. Hasta aquí, no tendría nada de particular si no fuera porque su mascota era una gallina. Fue de los primeros en lucir pelos largos o barbas, le daba igual lo que opinaran, no pasaba desapercibido ni sobre el campo ni fuera de él. El 15 de octubre de 1967, Gigi dio una exhibición contra la Sampdoria, en una victoria de su equipo por cuatro goles a dos. Después del partido, el entrenador, concentró al equipo para un partido de competición europea que se celebraría ese miércoles.
El dramático y rocambolesco final de Gigi Meroni
Como culo inquieto que era, no podía quedarse concentrado sin más, por lo que le pidió al entrenador poder salir a comer un helado junto a un compañero. El entrenador aceptó con la condición de que volvieran en 10 minutos, Gigi, jamás volvió. Cuando se disponía a cruzar la calle para conquistar su preciado helado, fue atropellado por un Fiat de la época, que le causó heridas graves que provocaron su muerte horas después.
El joven que lo atropelló se quedo blanco, más si cabe cuando observó a quien había atropellado. Este joven, era seguidor incondicional de Gigi Meroni, imitaba sus looks, tenia su habitación forrada de pósters de él y de repente, había matado a su ídolo. El joven, se llamaba Attilio Romero.
Como la historia no podía acabar aquí, treinta y cuatro años después, Attilio Romero, alcanzó la presidencia del Torino, cargo que ocupó hasta hace unos años, intentando devolver desde los despachos la gloria que arrebató desde el volante de su Fiat. No tuvo mucha suerte y llevó al club al desastre, como unas décadas antes cuando acabó con Gigi Meroni quien entró en la galería de las leyendas, como casi siempre por una desgracia.