Última actualización 1 agosto, 2024 por Alberto Llopis
El nombre de Ignacio Eizaguirre es uno de esos nombres que salen en la lista de los mejores porteros de la historia del Valencia CF. Hoy en Colgados por el fútbol, volvemos a viajar en el tiempo, para volver a otros tiempos. A esos tiempos cuando los porteros no usaban guantes y los balones eran de cuero duro, de los que más de uno se rompería la pierna pateandola. Nos trasladamos a los principios-mitad del siglo XX, cuando los jugadores de fútbol eran auténticos caballeros.
Ignacio Eizaguirre y las morcillas de su padre
Y no queríamos obviar la curiosa historia de este guardameta, Ignacio Eizaguirre, nacido en San Sebastián, el 7 de noviembre de 1920. Hijo del portero Agustín Eizaguirre, con 16 años ficho por la Real Sociedad, pero la Guerra Civil hizo que se pararan todas las competiciones y no se retomaran hasta la temporada 1939-40, que fue cuando debutó con la Real Sociedad en Segunda división.
Fichó por el Valencia y allí estuvo desde 1941 hasta 1950. Allí se produjo la primera curiosidad, debutó encajando cinco goles, lo que hizo que perdiera la titularidad en favor del otro portero que en aquella época tenia el Valencia, Pío.
Pero lo curioso vendría en la manera como Eizaguirre iba a recuperar la titularidad. El padre de Eizaguirre tenía una carnicería y visitaba a su hijo en la ciudad del Turia. En una de su visita, llevó a su hijo una cesta llena de productos de su carnicería.
Eizaguirre la compartió con sus compañeros. Uno de ellos, precisamente su rival en la portería se pasó comiendo y pilló un empacho. Esto hizo que el portero titular Pío no pudiera jugar debido a una indisposición por empacho.
Las morcillas del padre de Eizaguirre habían tumbado al portero titular y le devolvería el puesto a su hijo, que luego jugaría durante 8 años en el Valencia y se convertiría en uno de los porteros más importantes en la historia de la entidad valenciana. Casualidad o no, nunca lo sabremos.
Llegó a jugar en el Mundial de Brasil 1950
Jugó dos partidos en el Mundial de Brasil 1950 y después del torneo, volvió a la Real Sociedad, allí Eizaguirre dejaría otra perla para la sección de anécdotas. En uno de los partidos que jugó en el Mundial, encajó un gol con un bote raro del balón. Desde entonces decidió que antes de cada partido se llevaría unos sacos de arena de la playa y los tiraría sobre el área pequeña de su portería, después lo nivelaría con un rastrillo y regaría el terreno, evitando así botes inesperados de la pelota.
Conocido también por sus atuendos modernos para la época, la ultima anécdota y sorprendente donde las haya, fue cuando entrenando a Osasuna, ante los problemas que estaba teniendo su equipo en la portería, sin ponerse colorao decidió ponerse él mismo bajo los palos, pero no tuvo suerte y recibió las mismas goleadas que sus porteros.
Después en un amistoso benéfico que le realizó el Valencia, se marcó con 55 años una palomita monumental, para recordarle a los aficionados valencianistas, que fue uno de los mejores porteros de la historia del club.
Finalmente, el 1 de septiembre de 2013, Eizaguirre falleció en San Sebastián a los 93 años dejando tras de si un legado y una larga historia en las porterías del fútbol español.