Última actualización 27 enero, 2013 por Alberto Llopis
Un gol de Rukavina en propia puerta en el minuto noventa de juego resolvió con victoria local un partido de fuerzas muy equilibradas, en el que el Levante obtuvo un premio para el que no hizo méritos y el Valladolid un castigo que no hizo justicia a su propuesta futbolística.
Fue un partido muy nivelado entre dos equipos que saben lo que quieren y que se resolvió cuando el equipo local sólo pensaba en mantener el empate, ya que aunque tenía once jugadores en el campo, Diop estaba lesionado, pero ya no podía ser sustituido. Sólo una acción aislada podía decantar un encuentro parejo en el que, al final, la moneda cayó de cara de los levantinistas, que se han especializado este año en remontadas ante su público.
El tanto de Baraja al comienzo del partido obligó al Levante a llevar la iniciativa, algo que consiguió con cierta facilidad, aunque sin llegar con autoridad a la meta de Dani. Era un partido táctico entre dos equipos bien trabajados y con una idea futbolística clara, en el que llamó la atención el dispositivo defensivo del Valladolid para evitar que el Levante se encontrara con los espacios que siempre busca para aprovechar su contragolpe. Para evitarlo, con mucha frecuencia, Álvaro Rubio se convirtió en un tercer central, lo que dificultaba las llegadas del equipo
Esto obligaba al Levante a prodigar centros lejanos e intentarlo a balón parado, aunque con poco éxito, ante un rival que sacaba bien la pelota y demostraba criterio futbolístico, pero que no volvió a acercarse antes del descanso a la meta de Munúa.
El partido era intenso, pero poco emocionante y aunque el Levante mandaba algo más que el equipo castellano, sus atacantes no estaban finos. Esta situación se mantuvo hasta que a diez minutos del descanso el equipo local incrementó su dominio.
Entonces, una falta lanzada con maestría por Bakero, la segunda que chutaba, pusiera el empate a uno en el último minuto del primer tiempo, resultado que reflejaba lo ocurrido hasta entonces.
El partido estuvo muy nivelado en los primeros minutos de la segunda mitad, en los que ambos equipos ofrecieron un fútbol elaborado, aunque carente de ocasiones de cara a puerta, ya que a unos y a otros les faltaba acierto en el último pase.
El encuentro superó el ecuador de la segunda mitad con las fuerzas parejas. El Levante trataba de ser más vertical que su rival, un Valladolid que elaboraba mucho las jugadas y que siempre pretendía sacar el balón jugado.
La emoción duró hasta el final, ya que ambos equipos, con diferentes armas, demostraron que el empate no les servía y trataron de buscar la victoria aunque sin arriesgar de forma descarada.
Lesionado Diop a cinco minutos del final y con todos los cambios realizados, al Levante sólo le restaba defender el empate, pero se encontró con la victoria gracias a un gol del Valladolid en propia meta cuando se cumplía el minuto noventa, tras la que el Valladolid dispuso de una opción para marcar en un buen cabezazo de Marc Valiente.