Última actualización 7 abril, 2024 por Alberto Llopis
Sin duda, en la memoria de muchos de los aficionados de un club histórico como el Real Oviedo se encuentra la figura de uno de los mejores jugadores que ha dado el fútbol eslovaco. Hablamos de Peter Dubovsky.
Peter Dubovsky, el ídolo del viejo Tartiere
Nacido el 7 de mayo en la ciudad de Bratislava, Peter Dubovsky comenzó su andadura como futbolista profesional en el Slovan Bratislava, equipo local de dicha ciudad. Allí cosechó su primer gran éxito futbolístico: el campeonato de liga en la temporada 1991-1992. Su sobrado talento y calidad con el balón hicieron que la inexperiencia y la juventud nunca fueran problema para él. Con tan sólo 19 años fue convocado por primera vez con la selección absoluta de Checoslovaquia, y dos años más tarde sería galardonado como mejor futbolista del año en su país.
Sus hallazgos y su fútbol no pasaban desapercibidos en todo el viejo continente. Muchos de los grandes equipos europeos deseaban vestirle con sus colores, pero finalmente fue el Real Madrid el que logró convencerle. El paso de Dubovsky por el equipo blanco fue más bien discreto, aunque logró ser partícipe de la conquista de liga en 1995. En ese mismo año, y más concretamente en ese mismo verano, el jugador dejó la capital de España para poner rumbo a Asturias y enfundarse la camiseta del Real Oviedo.
Fue en el conjunto oviedista donde Peter Dubovsky alcanzó la madurez futbolística, pasando de ser una joven promesa a convertirse en toda una realidad. En el conjunto asturiano disputó nada más y nada menos que 120 partidos en un total de cinco temporadas. Además, logró echarse a la espalda el número 10, con todo el peso y la responsabilidad que conlleva el portar dicho dorsal. Se convirtió en el estandarte y en la manija del equipo, haciendo jornada tras jornada las delicias de los miles de seguidores que cada fin de semana se asomaban al Carlos Tartiere.
Lamentablemente, la carrera deportiva de Dubovsky llegó a su fin de la peor forma. Un 23 de junio del año 2000, fue víctima de un trágico accidente mientras se encontraba visitando las cataratas de la isla tailandesa de KoSamui. Las lesiones sufridas acabaron por arrebatarle la vida con tan solo 28 años. El mundo del fútbol lloró su muerte, pero a día de hoy su imagen, sus pases y sus goles siguen estando muy vivos.