Última actualización 3 noviembre, 2021 por Alberto Llopis
Una parte esencial del día a día de un deportista es su óptima recuperación, ya que sin ella el rendimiento se ve seriamente mermado. Por ello, en la actualidad se utilizan diversos métodos dedicados a este aspecto y que cada vez crecen más en popularidad. Uno de ellos es la crioterapia deportiva.
En este artículo vamos a hablar de qué es, en qué consiste y cuáles son sus beneficios. No obstante, si quieres saber más sobre la crioterapia deportiva te aconsejo visitar: https://cryosense.com/crioterapia-deportiva/
¿En qué consiste la crioterapia?
A grandes rasgos, la crioterapia se basa en la aplicación o uso de frío como un remedio terapéutico con el que se busca una destrucción moderada y controlada de tejidos.
Si nos trasladamos al ámbito deportivo, la crioterapia se utiliza principalmente para tratar la fatiga muscular, contribuir a la recuperación de problemas como edemas o inflamaciones derivadas de ciertas lesiones.
Efectos de la crioterapia
Los efectos que puede producir el uso de técnicas de crioterapia durante el proceso de recuperación de un deportista suelen ser múltiples y efectivos.
Principalmente, con la crioterapia conseguimos:
- Disminución de la temperatura corporal, que repercute de forma directa y positiva en el rendimiento. Eso sí, siempre y cuando dicha disminución no sea abusiva.
- Reducción de la extensión de ciertos tejidos debido a la falta de oxígeno.
- Actúa como analgésico.
- Ayuda a disminuir inflamaciones ya que el frío reduce el flujo sanguíneo.
Formas de desarrollar la crioterapia
Existen multitud de formas y técnicas para llevar a cabo la crioterapia en nuestra recuperación como deportistas.
Podemos usar paños húmedos, sobre todo si queremos tratar zonas muy extensas del cuerpo. Lo único es que debemos estar cambiando dichos paños cada ‘dos por tres’, ya que pierden frío rápidamente.
Otra de las formas muy populares es mediante el uso de bolsas de hielo, las cuales se colocan directamente sobre la zona afectada. Este sistema permite una aplicación de frío mucho más directa y duradera que la anterior.
También podemos encontrar geles o sprais, aunque en el caso de estos últimos su efectividad no es excesiva.
Finalmente, el método estrella más usado en el ámbito deportivo profesional son los baños de frío, de forma parcial o a cuerpo completo, a una temperatura que oscila entre los 10 y los 15 grados centígrados.