¡Qué no la pague el niño!

Última actualización 5 abril, 2024 por Alberto Llopis

Os habla alguien que, en más de una ocasión, ha sido catalogado como un friki del futbol base. Llevo años viendo futbol base por diferentes motivos, desde familiares hasta de simple ocio y disfrute de ver como los niños desde los 4 años escasos juegan a su deporte preferido sin más aspiración que la de divertirse, ¿o no? ¿O tienen otras aspiraciones distintas? ¿Pero quién? ¿Ellos? ¿Los padres? ¿O los entrenadores?.

No es complicado acercarte a cualquier campo de fútbol un sábado por la mañana y ver varios partidos de Futbol 8 y Futbol 11. Un gustazo ver este deporte en estado puro, fútbol de verdad, olvidándonos de los grandes contratos, de las televisiones, de presupuestos, y en las edades más tempranas, deberíamos olvidarnos hasta del resultado. Pero lamentablemente tampoco es complicado observar, como en cualquiera de las dos bandas (la que están los entrenadores y la que están los padres) se pierden los nervios con excesiva facilidad olvidando por completo a lo que habíamos ido al campo, que es a que los chavales se divirtieran y pudieran pasar un buen rato.

Hay numerosos artículos en los que se comenta como debe comportarse un padre o un entrenador ejemplar, explicando que muchos niños acaban por dejarse el fútbol debido a las presiones de sus padres y/o de sus entrenadores, es triste, pero esto ocurre mucho más de lo que podamos pensar. También me veo en la obligación de decir, que no debemos generalizar, he visto muchos padres ejemplares, muchísimos, que se dedican únicamente a animar a sus hijos (incluso al resto de compañeros del equipo y a los del equipo rival) y que su fin es que su hijo disfrute de este bonito deporte y, de paso, porqué no decirlo, disfrutar ellos también.

En edades tempranas es importante además de enseñar a jugar, enseñar otros valores.
En edades tempranas es importante además de enseñar a jugar, enseñar otros valores.

Y cómo no, no sería justo no comentarlo también, he visto ejemplos de entrenadores, que se preocupan realmente de que los niños aprendan, de educar en la victoria y en la derrota, que se preocupan de que los niños vayan conociendo este deporte desde dentro, que les da igual, exactamente igual, el resultado y que les hacen ver a los niños que lo importante es jugar e intentar hacerlo bien.

Es obvio que a todo el mundo le gusta ganar, pero no a cualquier precio… Afortunadamente todavía quedan entrenadores y escuelas de fútbol que saben ver mas allá del resultado, que pueden explicar tras una victoria que se ha hecho un mal partido y saben hacer ver a los niños después de una derrota que se ha jugado un buen partido. Parece algo muy sencillo y obvio, ¿verdad? pues lamentablemente hay padre y entrenadores que piensan que el resultado es lo que cuenta.

Estas últimas semanas está muy de moda hablar de la violencia en los campos de fútbol, pero cuando oímos esa frase en los medios de comunicación masivos, el 99% de los casos se refieren a los grandes campos de fútbol, esos donde juegan las estrellas que vemos en la tele, esos donde muchos pagan en ocasiones autenticas fortunas para ver a sus ídolos.

Sinceramente, creo que el problema, de nuevo, empieza en la base, empieza cuando vas a ver partidos de niños de 8 años y ves que la gente se comporta exactamente igual; que en esos campos, en esos en los que habitualmente solo hay padres y familiares de los jugadores, también hay energúmenos que se empeñan en intentar explicar al árbitro de muy malas maneras lo mal que lo hace, sin caer en la cuenta de que, en la mayoría de los casos, el árbitro también es un niño que no pasa de la mayoría de edad y, como me decía alguien no hace mucho al pie de un campo de Futbol 8, “¿pero que intereses creen que puede tener el arbitro en que gane uno u otro equipo?. El chaval pitará lo que ve, que no es nada fácil”.

Este niño dio una lección al mundo del fútbol cuando separó a un entrenador y un árbitro.
Este niño dio una lección al mundo del fútbol cuando separó a un entrenador y un árbitro.

También los hay que le gritan al entrenador de manera dudosamente aceptable lo que ellos piensan que debe hacer en cada momento, y, como no, los que cruzan una línea más para intentar hundir a los niños del equipo contrario metiéndose con ellos como si se tratara de una final de la Champions League, parece mentira pero es así… He visto a un niño de 9 años salir llorando de un campo de fútbol porque el abuelo de un niño del equipo contrario se empeñó en machacarle durante todo el partido.

Quizás sea porque la gente utiliza el fútbol (incluso el de sus hijos) para desahogarse y sacar toda esa adrenalina que retiene entre semana, quizá sea porque la algunos quieren que su hijo haga en el fútbol lo que ellos no fueron capaces de hacer, quizá sea porque muchos piensan que su niño es la oportunidad perfecta para hacerse rico y dejar de trabajar, quizá sea porque muchos no son capaces de entender que esto es únicamente un juego, o quizá sea porque (como alguien me decía por ahí) el fútbol base es el reflejo de la sociedad en la que vivimos actualmente, o quizá simplemente porque se junta más de uno de los factores anteriores.

No se trata sólo de formar pequeños jugadores sino pequeñas personas.
No se trata sólo de formar pequeños jugadores sino pequeñas personas.

Sea como sea, sea por lo que sea, si eres espectador (especialmente si eres padre de uno de los jugadores), si eres entrenador o si eres árbitro, recuerda que lo importante son los niños, la educación de los niños a través del deporte, porque si entre todos somos capaces de enfocarlo correctamente este deporte tiene mucho que aportar a la educación de nuestros hijos, pero para eso tenemos que ser ejemplo de los niños y, de paso, seguro que en este futbol base podemos encontrar buena gente con la que hablar de fútbol de forma civilizada y, ¿por qué no? Llegar a tener buenos amigos con los que algún día quizá podáis fundar vuestro propio club cumpliendo estos valores, ¿Quién sabe?.

Por eso desde aquí me atrevería a pediros a todos que, si no lo hacéis, de vez en cuando os acerquéis a un partido de fútbol base y disfrutéis de él, pero para los que ya lo hacéis recordad, estéis de acuerdo o no con el árbitro, penséis que el entrenador acierta o no, aunque vuestro hijo juegue menos minutos de los que pensáis que merece, lo más importante es que no lo pague el niño.

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