Eric Cantona es uno de los futbolistas más talentoso a la par que irascible que ha dado el fútbol. Un icono en el campo y fuera de él, donde rodó numerosas promociones y anuncios comerciales ya que dado su carisma, ha acabado incluso siendo actor. Genial y polémico, fue el hombre que puso de moda los cuellos altos y uno de los grandes “7” de la historia del United.
Cantona nació en Marsella el 24 de mayo de 1966. Durante su carrera profesional jugó un total de 432 partidos donde anotó 161 goles, con la selección francesa jugó 45 partidos internacionales y marcó 20 goles pero todo lo que triunfó como jugador de club, sobretodo en inglaterra, no lo consiguió con su selección. Sus idas y venidas con los distintos seleccionadores, su fuerte carácter y la mediocridad de la selección francesa de la época, hicieron que jamás jugara un Mundial y que su única competición internacional con Francia fuera la Eurocopa de 1992, donde Francia pasó con más pena que gloria ya que no logró ni superar la primera ronda.
Como jugador dejó grandísimos detalles técnicos, además de una gran cantidad de goles de una bella factura. Era un jugador rápido y con una pegada extraordinaria que demostró sobretodo en el Manchester United, donde desarrolló los mejores momentos de su carrera como futbolista con 185 partidos y 82 golazos inolvidables.
Se retiró en el Manchester United en 1997 antes de que su carrera empezara a decaer, en lo alto y lo hizo bastante joven. Se dedicó a jugar al fútbol playa ,al cine y a los anuncios televisivos para los que todavía es un reclamo dado su grandísima popularidad. Para el recuerdo aquel mítico anuncio donde el gran jugador frances despachaba a un diablo de un pelotazo tras despedirse de él y subirse el cuello de su zamarra. Actualmente se dedica a protagonizar películas, siguiendo los pasos de otro duro del fútbol ingles como Vinnie Jones (puedes leer más de él aquí) .
Pero como todo genio, tenia su otro yo, mucho más salvaje. Entre sus perlas, está cuando en 1988 dijo del entonces seleccionador frances, Henri Michel, que era el peor entrenador que había tenido nunca, lo que le costó su exclusión de la selección francesa durante una temporada. Jugando en el Marsella le lanzó un balón a su propia afición y les insultó. Allí, también realizó una de sus mayores machadas cuando lanzó un pelotazo a la cabeza a un arbitro. Fue sancionado, pero en su mente no cabía la posibilidad de pensar que se había equivocado así que se sintió agraviado al recibir un castigo ejemplar, se plantó en el club y rescindió el contrato. Genio y figura, se retiró del fútbol.
Por suerte para el fútbol, Platini le aconsejó que fuera a jugar en Inglaterra y el mítico jugador francés se enroló en las filas del Leeds United, después de que fuera descartado tras estar a prueba por el Sheffield Wednesday. En el Leeds United, en sólo media temporada dio una autentica exhibición de asistencias y goles pero allí también tuvo problemas con su entrenador. Fiel a su estilo particular formar líos, escupió a un aficionado. El indomable Eric seguía haciendo de las suyas dentro y fuera del campo. En invierno de 1992, tras media temporada en Leeds, iba a llegar el traspaso al Manchester United donde le esperaba Alex Ferguson, el mítico y aun entrenador del Manchester United, un hombre con muchísimo carácter también.
En el Manchester, Eric vivió sus mejores momentos deportivos con auténticos golazos y jugadas de fantasia pero donde también hizo la mayor barbaridad que se ha visto nunca en un campo de fútbol. El 25 de enero de 1995, se lanzó contra la grada para propinarle una brutal y espectacular patada a un hincha del Cristal Palace, equipo local, porque le estaba increpando desde la grada después de ser expulsado por una entrada casi criminal al local Shaw.
Mientras se dirigía al túnel de vestuarios ni corto ni perezoso se lanzó directo contra el aficionado y dejó una de las imágenes mas espectaculares que se recuerdan. Fue condenado a 7 días de cárcel pero solo cumplió 24 horas, deportivamente lo sancionaron a 10 meses. En la rueda de prensa que dio para pedir perdón dejó a todo el mundo con un palmo de narices al decir que : “Cuando las gaviotas (el periodismo) persiguen al pesquero (o sea, él), es porque piensan que las sardinas serán lanzadas al mar”.
Después vino lo de su faceta de actor, participando en varias películas y su aventura como director del nuevo New York Comos de la mano de O’Rei. Hasta un mítico como George Best dijo de él : “daría todo el champan que he bebido en esta vida por haber jugado un partido de Copa de Europa con Cantona en Old Trafford”, y eso, que el bueno de George no bebió precisamente poco.
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