Última actualización 22 noviembre, 2013 por Julio Muñoz
Lo vemos aparecer en no pocos programas de televisión y se preguntan los más jóvenes: ¿quién es ese tipo mayor llamado Gatti y apodado «loco» que siempre da un punto de vista peculiar sobre un tema en concreto? Pues bien, ese hombre ya de 69 años es un mito de la portería argentina, tanto en la selección como en Boca Juniors o River Plate.
Nacido en 1944 en Carlos Tejedor, el «loco» fue un precursor, un hombre diferente que demostró que en la portería también se podía ser una figura mediática, ya no sólo por buenas actuaciones debajo de los tres palos, sino por motivos de toda índole. Y es que Gatti fue uno de los primeros guardametas que salió del área para jugar la pelota como un central más, fue un pionero en sacar de banda cuando esta función estaba reservada por lógica a los jugadores de campo o en utilizar esponsorización en la camiseta.
Genio y figura, llegó a disputar partidos amistosos como delantero centro demostrando que sus cualidades con los pies eran notables. Como notables eran sus actuaciones en los medios. Tomó suya la costumbre pugilística de retar al contrario y autoproclamarse el mejor ante la prensa, prensa que también le vio actuar y sacar disco como si de una estrella de rock se tratara.
Claro que tanta excentricidad era soportada porque su rendimiento en los terrenos de juego fue sobresaliente con las salvedades propias de sus «locuras pasajeras» que le hacían cometer fallos inexplicables. Poseedor del récord de penaltis parados en la liga argentina (26 junto a Filiol) y más partidos disputados en ésta (765), pronto su seguridad bajo los palos y sus rápidos reflejos le valieron para ser fichado por River Plate tras previo paso por el Atlanta (1962-63), club que le vio crecer y formarse. Con los millonarios, completaría cuatro años al más alto nivel que le llevarían a ser convocado para el Mundial de 1966 donde sería titular y para hacerse con un nombre no sólo ya a nivel nacional, sino también internacional.
Una bonita estancia que lo llevaría Gimnasia y Esgrima de la Plata, Unión de Santa Fe y Boca Juniors, club donde el gran portero se convertiría en mito. En Boca, además de lesionarse y no poder disputar el Mundial de 1978, haría posible lo imposible. Paradas increíbles y fallos que ponían en entredicho su calidad, pero que contradictoriamente le hacían ganarse al público. Ubicaciones extrañas en las faltas (es recomendable ver el vídeo en el minuto 2:55 con Maradona en frente), salidas erróneas que luego copiaría un colombiano llamado René Higuita, o actuaciones incomprensibles (el Barcelona le llegó a meter nueve goles en un Gamper) formaban parte de un repertorio que dejaba la esencia del «loco» en su más alto nivel de popularidad.
Retirado en 1988 con 44 años y más de 26 en los céspedes de Argentina y Colombia (se retiró en el América de Cali), su herencia futbolística es todavía discutida por muchos, especialmente sus detractores que lo ven como una persona propicia y dada al insulto y la polémica . Lo que está claro es que el «loco» hizo del fútbol un show, un espectáculo, en definitiva, lo que es.