Última actualización 17 febrero, 2023 por Alberto Llopis
Kenny Dalglish. Un sólo partido marcó su carrera. Para ser más concretos el de su debut. Nacido un 4 de marzo de 1951 en Glasgow, a los 16 años empezó su prodigiosa carrera fichando por el Celtic de Glasgow. Curiosamente un enamorado del otro gran equipo de la ciudad, el Rangers, del que celebraba efusivamente sus goles en parte porque el estadio estaba cerca de su hogar y oía los cantos de la afición, la llegada a la casa de sus padres de Sean Fallon, gerente del club católico, propinó que con tan solo 16 años Dalglish ingresará en las filas del Celtic.
Cedido temporalmente al Cumbernauld United, este zurdo prodigioso que se movía como media punta o falso delantero, debutó en la campaña 71-72 con el equipo céltico de la mejor manera posible. Seis goles contra el Kilmarnock que marcaron el nacimiento de un ídolo. El inicio de toda una serie de éxitos que se tradujeron en cinco Premiers escocesas y cuatro Copas de Escocia. Diez años de carrera en el equipo católico que le otorgaron un pichichi y le hicieron ser el gran icono de la afición. Rematador de todo lo que se ponía por delante, su salida el 10 de agosto de 1977 al Liverpool por 440.000 libras supuso un gran mazazo para el equipo escocés, y especialmente para sus seguidores que no se lo perdonaron al considerarlo un acto de traición.
El Livepool, campeón un año antes de la Copa de Europa (Dalglish llegó al Celtic un año después ser campeón europeo también) se hacía con los servicios de esta forma del encargado de sustituir a Kevin Keegan, del que heredó el número 7. Una dificultad añadida a un club de máxima presión que, sin embargo, Dalglish supo gestionar a las mil maravillas.
En su primera temporada con los «reds» ya daría indicios de lo que iba a ser su trayectoria en la ciudad inglesa. 20 goles en 42 partidos (cifra muy similar a la de su segunda campaña) sirvieron para acabar segundos en Liga tras el sorprendente Nottingham Forest, equipo recién ascendido y para ganarse el favor de la nueva afición. Favor que aumentaría tras conquistar la Copa de Europa contra el Brujas donde Dalglish marcaría el único tanto de la final.
Dalglish, rápido y decisivo en la mayoría de choques, iniciaría así un camino que le llevaría a ganar dos copas de Europa más, una Supercopa europea, una FA Cup y tres Carling Cup. Era el inicio de la leyenda del «rey de Anfield«, algo que quedaba patente en el protagonismo que iba a tener en la consecución de seis ligas con el Liverpool.
Jugador repleto de imaginación y desborde, fue elegido mejor jugador del año del fútbol inglés en 1979 y 1983 (temporada en la que ganaría el Balón de Plata), justo dos años antes de estar presente en la famosa tragedia de Heysel de la final de Copa de Europa contra la Juventus, el segundo desastre vivido por el escocés tras el de Ibrox Park en 1971, donde se encontraba en las gradas del estadio.
Admirado por los seguidores de Merseyside, el punto de compenetración entre público y jugador llegó a tal nivel que cada regate, cada genialidad recibía muchas muestras de cariño por la afición. “Desde aquel fondo de Anfield se vivían los sueños de la gente que nos veía. Dábamos un esfuerzo extra porque ellos siempre lo daban. Era una relación de respeto y admiración mutua”[pullquote]“Desde aquel fondo de Anfield se vivían los sueños de la gente que nos veía. Dábamos un esfuerzo extra porque ellos siempre lo daban. Era una relación de respeto y admiración mutua”[/pullquote], señaló con el paso de los años «The King of the Kop», sobre la que fue su gente hasta 1991.
Jugador eterno, también hizo sus pinitos compaginando su labor de futbolista-entrenador durante cinco años a partir de la campaña 85-86. El epitafio a una carrera maravillosa en Liverpool donde el citado 1991 colgaría las botas para asentarse definitivamente en sus labores de técnico, donde permanecería una temporada más.
Dalglish, un mito de la selección escocesa
No sólo a nivel de clubes brilló «King Kenny». Con la selección disputó 103 partidos internacionales que incluyeron la presencia en tres fases
finales. En total 30 goles que le convirtieron, además de en el jugador con mayor internacionalidades, en el más goleador de la historia de la selección escocesa.
Un verdadero rey de Escocia que le han convertido por derecho propio en uno de los mejores futbolistas británicos de todos los tiempos, como demuestra el hecho de pertenecer al Salón de la Fama del Fútbol inglés y escocés. Casi nada.