Última actualización 10 abril, 2024 por Alberto Llopis
El 3 de septiembre de 1989 ocurrió el posiblemente mayor fraude que se le haya hecho al mundo del fútbol. Ocurrió durante las eliminatorias de acceso para el Mundial de Italia 90. Brasil y Chile, encuadrados en el mismo grupo de clasificación ( entonces no jugaban todos contra todos) se enfrentaban en Maracaná su último partido. Los chilenos debían ganar, mientras que a los brasileños, el empate les valía. Todo transcurría con normalidad en el marcador hasta el minuto 70. La «canarinha» ganaba por 1-0 y parecía que los últimos minutos serían un mero trámite.
La mayor farsa de la historia del fútbol
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. De repente, una bengala cayó sobre Roberto Rojas, apodado el «Cóndor», portero de la selección chilena y uno de los mejores del mundo en aquella época. El arquero se fue al suelo mientras se retorcía de desesperación con evidentes síntomas de dolor. El rostro, totalmente ensangrentado invitaban a pensar en lo peor. Tanto, que el árbitro tuvo que suspender el encuentro, mientras «Condor» Rojas era llevado por sus compañeros a la enfermería del estadio.
El estadio atónito, los periodistas impactados. Todo el mundo se lo creyó. El partido definitivamente se canceló ante la insistencia de los jugadores chilenos que no encontraban «plenas garantías» en volver al terreno de juego. Sin embargo, todo era fraude, una farsa, la gran mentira del fútbol.
Una idea maquiavélica para eliminar a Brasil, o cuanto menos forzar una repetición del encuentro en un campo neutral. Rojas, tenía escondida una navaja entre sus guantes y la bengala de la marca, curiosamente «Condor», había sido lanzada por una tal Rosenery Mello, una muchacha de 24 años, que se iba convertir en un mito en Brasil. Tanto, que incluso iba a salir en la revista «Playboy» y a ganar grandes cantidades de dinero.
Sin embargo, el paso de los días dejó en evidencia a Rojas y sus ideas de Premio Nobel. Diversos estudios hechos por científicos demostraban que era imposible físicamente que la bengala hubiera impactado en ese lugar del cuerpo del portero desde donde había sido lanzada. Además, las declaraciones de Rojas, y gestos de los jugadores chilenos en mitad del partido haciendo desprecios a la afición brasileña sembraban dudas. Por si fuera poco, la revista argentina «el Gráfico» reveló una fotografía donde se podía apreciar con exactitud que la bengala había caído un metro y medio alejada de la posición del guardameta.
La FIFA fue implacable con Chile
Ante tal pantomima, la FIFA tuvo contemplaciones. Le dio el partido por perdido a Chile por 2-0, le expulsó de las eliminatorias de clasificación para Italia 90 y le impidió disputar las siguientes de acceso a Estados Unidos 94. Para Rojas, quedó la peor parte: fue sancionado de por vida, aunque la FIFA le concedió un simbólico indulto en 2001, cuando ya tenía 43 años.
Tiempo después, Roberto Rojas se disculparía por su grotesca acción y reconocería la acción: “Me corté con una Gillette y la farsa se descubrió. Fue un corte a mi dignidad. Tuve problemas en mi casa con mi mujer, mis compañeros me dieron la espalda … pero si yo hubiera sido argentino, uruguayo o brasileño no estaría suspendido, pero como soy chileno no me dieron la posibilidad de reivindicarme”. Sin duda, lamentable.