Última actualización 6 abril, 2024 por Alberto Llopis
En un clima político internacional muy complicado y con un conflicto bélico a las puertas, Francia propuso su candidatura como organizadora del Mundial en 1938. El orden preestablecido suponía a este Mundial para un país sudamericano, en este caso, Argentina. Sin embargo, las garantías dadas por Francia para mejorar sus estadios y sobre todo, la influencia del Presidente de la FIFA, Jules Rimet, que quería el Mundial en su país, hicieron que la sede se otorgara a los galos.
La decisión final de la FIFA, provocó los primeros problemas para el Mundial. La Argentina se abstuvo de inscribirse, molestos por no obtener la sede. Uruguay, aún con el enojo de la mala respuesta de los europeos a su Mundial, renunció por segunda ocasión consecutiva a participar. Aparte de eso, España, uno de los países más fuertes de Europa y que había sido eliminada en 1934 por el apoyo arbitral a Italia, se encontraba desde 1936 en una cruenta guerra civil. Aquel gran equipo español se había desintegrado.
Otro gran equipo de la época, la Austria del “wunderteam”, había conseguido su calificación al Mundial. Sin embargo, los acontecimientos que se precipitaban en Europa, dieron como consecuencia la desición del Reich alemán de anexarse a Austria, acción conocida como “Anschluss. De ese modo, desaparecía Austria como país y su participación en el Mundial era imposible. Muchos de sus elementos fueron incorporados al equipo alemán que estaba calificado a Francia.
Finalmente, de los 69 países inscritos originalmente, menos las deserciones, voluntarias y obligadas, menos los eliminados en la ronda de clasificación, se tenía un total de 15 equipos participantes: 12 europeos, incluyendo al local Francia y al campeón Italia, calificados automáticamente por primera vez, más dos americanos, Brasil y Cuba y un asíatico, Indias Orientales Holandesas.
El 4 de junio dio inicio el Mundial. En París, en el Parque de los Princípes, Alemania se enfrentó a Suiza. Las implicaciones políticas del torneo comenzaban a manifestarse: durante todo el juego, los germanos fueron abucheados por el público francés, que mostró un apoyo total a los suizos. Al día siguiente, 5 de junio, en el “Velodrómo” de Marsella, el campeón Italia hizo su debut ante Noruega. Para su debut, los italianos recibieron el rechazo de la multitud en el estadio marsellés. Desafiante, el seleccionador Pozzo, ordenó a sus pupilos hacer dos veces el “saludo a la romana”, en abierto reto al público. Así arrancó el juego.
En Reims debutó la primera selección asíatica en un mundial. Esta fue la representación de las Indias Holandesas, en ese momento todavía colonia de Holanda y que después de la II Guerra Mundial obtuvo su independencia y se llamó, como hasta la actualidad, Indonesia. Calificados sin jugar ni un partido debido a la renuncia de Japón (en guerra con China), este modesto equipo contaba entre sus filas con un integrante que usaba lentes para jugar: su capitán Achmad Tawir.
El último juego de los octavos de final, en Estrasburgo, entre Brasil y Polonia, se llevó a cabo en medio de un torrencial aguacero. El partido terminó 6 a 5 y Leonidas delantero de Brasil marcó uno de los goles descalzo tras perder una de sus botas. El otro partido de desempate, entre Rumania y los sorpresivos cubanos, se jugó en Toulouse. El mejor hombre de los cubanos, su arquero Carvajales no alineó en esta ocasión. El motivo es increíble: fue invitado por la radio cubana a comentar el partido de desempate. Su colega en la portería, Juan Ayra, sin embargo, no quiso ser menos que el titular y se convirtió en el jugador clave para salvar el resultado. A pesar del gol rumano al minuto 9, los caribeños se sobrepusieron y dieron la campanada, imponiéndose por 2-1, con lo que avanzaban a la siguiente ronda, repitiendo la actuación de los Estados Unidos en 1930, como representante de la aún no nacida CONCACAF.
En Burdeos, Brasil y Checoslovaquia dieron vida a lo que luego se conocería como “la batalla de Burdeos”. Apenas empezado el juego, los checos se dedicaron a dar “caza” a las piernas de los brasileños, que no se hacen del rogar para responder de la misma forma. A los 12 minutos, Olda Nejedly es presa de un terrible faul entre Zezé Procopio y Machado, resultando con un pie fracturado. Procopio todavía reclama y es expulsado por el árbitro. Antes del final del primer tiempo, ya juegan 10 contra 9. El partido termina con empate. Dos días después, en la misma cancha, dos mermados equipos de Brasil y Checoslovaquia deciden el pase a semifinales. Los brasileños, entre lesionados y suspendidos, logran armar un cuadro con ¡9 suplentes!.
Finalmente, el 19 de junio, en el parisino estadio de Colombes, las selecciones finalistas, Italia y Hungría, se veían frente a frente para definir al nuevo campeón del mundo. Italia volvió a ganar el torneo como cuatro años antes. Al regreso a Italia, los frescos campeones mundiales fueron recibidos por el Duce Benito Mussolini. El dictador, ataviado con sus mejores galas y los mismos jugadores con uniformes militares muy apropiados para la época que se vivía, protagonizaron una serie de homenajes que culminaron con la entrega de reconocimientos a los campeones y, finalmente, la foto oficial, con la plana mayor del gobierno italiano de la época.
Este Mundial, celebrado con las grises nubes de la tormenta que ya se cernía sobre Europa y el mundo, fue un recuerdo que alegró un poco a la humanidad durante los años siguientes. El 10 de septiembre de 1939, menos de 15 meses después de la final de París, las tropas del Reich alemán cruzan la frontera polaca, derrumbando las barreras instaladas y comenzaron la invasión de su vecino país. En poco tiempo, la conflagración alcanzó a prácticamente a la totalidad de los países europeos, algunos del norte de África y otros más de Asia y, finalmente, a los Estados Unidos.
Oficialmente, el conflicto duró 6 años y un día, durante los cuales murieron más de 50 millones de personas entre militares y civiles. El largo período bélico y el posterior período de recuperación y reconstrucción de los contendientes, dio como resultado que se cancelaran las citas mundialistas previstas para 1942 y 1946. El Mundial tendría que esperar 12 años, hasta 1950, para tener su cuarta edición.
Si quieres leer toda la historia del Mundial 1938 con todo detalle puedes hacerlo pinchando aquí FRANCIA 1938.1 y aquí FRANCIA 1938.2