Última actualización 7 noviembre, 2022 por Alberto Llopis
El Mundial de Sudáfrica 2010 fue el de la novedad. Novedad porque por primera vez se disputaba en África, en la que era la XIX edición de la Copa del Mundo. Pero novedad, sobre todo, porque por primera vez, España se proclamaba campeona del mundo. Después de generaciones y generaciones, el sueño se hacía realidad y la Roja dominaba el mundo con un juego de posición preciosista donde la posesión y una enorme cantidad de centrocampistas de talentos comandaban una selección irrepetible.
El Mundial de Sudáfrica 2010, el de España
Sudáfrica 2010 arrancó con dudas. Eran muchos lo que desconfiaban de la sede y de las si las obras en los estadios estarían lista para semejante acontecimiento. Y lo cierto, es que a última hora, pero se cumplió. El Soccer City fue la gran estrella, con 94.000 espectadores, del torneo siendo el estadio escogido para el partido de inauguración y la final, pero otros nueve recintos dejaron el pabellón sudafricano bien alto.
Como de costumbre participaron 32 selecciones divididas en ocho países. Sin apenas ausencias de renombre más allá de Suecia o la República Checa, el torneo dejó ya desde la fase de grupos bombas. La primera, la temprana eliminación de Francia, que fue apeada en el grupo A tras no conseguir ganar un partido y marcar un único gol en un ambiente enrarecido dentro del vestuario que terminó con los jugadores, la prensa y Doménech enfrentados.
Francia fue el fiasco del torneo
Francia fue la gran decepción de una primera ronda que también dejó el paupérrimo papel de Italia (eliminado sin ganar un partido frente a rivales como Eslovaquia, Paraguay o Nueva Zelanda), ambos habían sido los finalistas de Alemania 2006. Otras de las sorpresas fueron la sufrida clasificación de España (que perdió el primer duelo ante Suiza) y la eliminación de Costa de Marfil, una de las favoritas que en ningún momento supo aprovechar la ventaja de jugar en su continente.
Los octavos de final presenciaron algunos de los encuentros más emocionantes del campeonato. España apeó a Portugal con un solitario gol de Villa. Argentina eliminó 2-1 a México y en el choque estrella, Alemania goleó 4-1 a Inglaterra con una nueva polémica de gol fantasma que en esta ocasión perjudicó a los ingleses devolviéndoles la moneda de lo ocurrido en 1966.
La Argentina de Messi y Maradona se fue goleada del torneo
Claro que si entretenidos fueron los octavos, los cuartos fueron no aptos para cardíacos. Para empezar, Uruguay dejó en la cuenta in extremis a Ghana en los penaltis después de una prórroga de infarto donde los africanos fallaron un penalti provocado por una mano salvadora de Luis Suárez. Alemania echó de forma muy holgada (4-0) a una Argentina dirigida en el banquillo por Diego Armando Maradona y en el terreno de juego por Leo Messi, dos de los grandes perjudicados del gran juego teutón.
España, de nuevo por la mínima venció a Paraguay con otro gol de Villa y una pena máxima detenida por Casillas. La gran sorpresa la dio Holanda, que eliminó a la gran favorita, Brasil por 1-2 dejando en evidencia las dificultades para crear juego de los sudamericanos castigados por un claro error de su portero Julio César.
Cuatro selecciones europeas disputaron unas semifinales intensas. España se metió por primera vez en su historia en la final con un cabezazo majestuoso de Puyol que sorprendió a los alemanes. Holanda dejó atrás a Uruguay por 3-2 configurando una final inédita en un escenario único.
El día que España tocó la gloria
El 11 de julio llegaría la gran final. España y Holanda buscaban su primera corona y los nervios se apoderaron de ambos conjuntos que tuvieron que recurrir a la prórroga. En ella, a falta de tres minutos para el final, Andrés Iniesta aprovecharía un pase de Cesc Fàbregas para anotar un gol que valió un Mundial y que puso a España a la altura de los grandes y que condenó a Holanda a un nuevo subcampeonato, el tercero de su historia.