Última actualización 7 mayo, 2024 por Alberto Llopis
Si existe algún recinto con magia en Francia es el Vélodrome de Marsella. Segundo estadio con mayor capacidad del país con cobijo para 60.031 espectadores, sólo superado por el moderno Saint-Dennis de París, este coqueto escenario fue construido con el objeto de albergar el Mundial de fútbol que organizó Francia en 1938.
El estadio Vélodrome de Marsella: El hogar del Olympique
Primer estadio construido con cemento en el mundo, recibe el nombre por la enorme tradición ciclista habida en este recinto. Sede de diez finales de etapa del Tour de Francia, y diversas competiciones de ciclismo en pista, también sirvió de base de otras competiciones como atletismo, rugby (se juegan muchos partidos nacionales e internacionales), boxeo o gimnasia.
Aunque, sin duda, sería y es el fútbol lo que ha marcado la historia de unos de los coliseos más bonitos de todo el Viejo Continente. Y es que , como hemos citado, el Vélodrome de Marsella tuvo el placer de acoger tercer campeonato mundial de la historia. Sólo dos encuentros de aquella cita mundialista se disputaron en el estadio, si bien uno de ellos, la semifinal Francia-Italia con Meazza en plan estelar, fue de tal nivel que simplemente justificó la inversión de aquella gran obra. Especialmente porque el mítico delantero italiano tuvo que anotar el tanto de la victoria azurri con una mano agarrándose el pantalón merced a que se le había roto la cinta que sujetaba éste.
Sin duda, sería el Olympique el que marcaría los mejores momentos del recinto marsellés. Inaugurado precisamente por el equipo local en un amistoso contra ‘Il Grande Torino‘ en 1937, el equipo galo es el inquilino del estadio propiedad de la ciudad, y el encargado de pagar 41.500 euros por partido al Consistorio de Marsella, más 0,63 euros por espectador por cada encuentro que se superen las 25.000 personas.
Conocido por sus populares cuatro gradas (homenajes a figuras importantes de la zona), la tribuna Gustave Ganay y Jean Bouin y las curvas norte de Patrice de Peretti y Sur de Chevalier Roze, lo cierto es que han sido muchas las remodelaciones que ha sufrido a lo largo de la historia que le han permitido cambiar de aspecto en no pocas ocasiones. Incluso, llegó a ser aparcamiento militar en la Segunda Guerra Mundial.
En el plano deportivo, nueve ligas ha ganado el Olympique jugando de local en el estadio, y una Copa de Europa, la conseguida en la temporada 92-93 gracias a hombres como Marcel Desailly o Jean Pierre-Papin, que generaron enormes alegrías a una de las aficiones más calientes de Europa, y también conflictiva por algunos sucesos violentos y extradeportivos que han empañado la imagen del club y del estadio en más de alguna ocasión.
Sede de la Eurocopa de 1960 (albergando la semifinal entre Checoslovaquia y la URSS) y de la Euro 1984, sería el Mundial de 1998 otro de sus momento cumbre, especialmente porque iba a acoger varios partidos de nivel, como los cuartos de final entre Holanda y Argentina que será recordado por el espectacular golazo de Dennis Bergkamp y la semifinal de infarto entre los tulipanes y los brasileños, que acabó con victoria sudamericana en una tanda de penaltis emocionante.
Sede en el Mundial de Francia de 1998
Sede de 12 partidos de la selección, en ese año 1998, el campo vio brillar a uno de los hijos pródigos de la ciudad, Zinedine Zidane, que curiosamente nunca jugó en el Olympique. Tampoco lo hizo nunca Michel Platini, quien también dejó para el recuerdo uno de los momentos de mayor extasis en el recinto, cuando anotó en el último minuto de la prórroga de la Eurocopa 84 el gol que daba la victoria a Francia sobre Portugal y clasificaba a los galos para la final.
En 2016, el estadio volvió a vivir otra Eurocopa. Aunque esta con un aforo reducido. Los 42.965 espectadores que le permitió su nueva y última remodelación y que lo convirtió en una de las obras más modernas de toda Europa. Aunque eso sí, siguió conservando la esencia de siempre: la de la pasión por el fútbol.