Última actualización 8 octubre, 2021 por Alberto Llopis
Alan Shearer. Goleador, rápido, hábil, astuto, con buen tiro con ambas piernas. Son algunas de las definiciones que mejor caracterizan a uno de los mejores delanteros centro de la historia. Nacido en Newscastle en 1970, tiene en su honor ser el máximo goleador del Newcastle y de la Premier League.
Alan Shearer, con el gol en la sangre
No fueron, sin embargo, fáciles los inicios de este depredador de área. Las urracas (Newcastle) lo descartaron cuando era un muchacho joven tras pasar unas pruebas en el que era el equipo de su ciudad. Finalmente, y tras estar en la órbita de varios conjuntos de primer nivel, sería el Southampton el que lo ficharía en 1998, con tan sólo 18 años.
Tras debutar un 26 de marzo de 1988 contra el Chelsea saliendo a disputar unos minutos en la segunda mitad, sería quince días después en su estreno en «The Dell» cuando daría su salto a la fama: tres goles contra el Arsenal en su segundo partido en la élite del fútbol ingles, que le hacían aparecer en los principales medios de comunicación ingleses.
Goles que, no obstante, no le harían ganarse su puesto en el once titular, pues no sería hasta 1990 cuando Shearer se haría con el 9 del equipo de forma permanente. Un principio de década que iba a servir para refrendar todas sus virtudes y convertirle en uno de los mejores arietes de toda Europa.
La estrella del Blackburn Rovers campeón de 1995
De enorme fuerza, 1992 iba a ser uno de sus puntos de inflexión. El Blackburn Rovers lo fichaba a cambio de 3,3 millones de libras, en parte porque ese año ya había debutado con Inglaterra, con la que incluso llegó a disputar la Eurocopa de Suecia de ese verano. Cifra que fue récord de la época.
En el Blackburn, Alan Shearer demostraría aún más su capacidad. Cuatro temporadas con 138 partidos y 112 goles, que le servirían para ganar su único título importante, la de aquel sorprendente Blackburn Rovers 1994-95, donde junto a Sutton llevaron al equipo a acabar por delante del todopoderoso Manchester United. Letal cuando se quedaba solo ante el guardameta, ya toda Europa sabía en ese momento que se trataba de uno de los mejores delanteros del mundo.
Vuelta a casa para convertirse en leyenda
El año 1996 iba a suponer un nuevo giro en su carrera. En ese verano, tras llegar a las semifinales de la Eurocopa que Inglaterra que organizó, Alan Shearer cambiaba de aires para irse al Newcastle. Un viejo sueño que por fin se hacía realidad a cambio de un montante de 15 millones de libras, nuevamente récord de la época, esta vez en todo el planeta.
En el equipo de su ciudad, completaría su larga carrera hasta 2006. Diez temporadas más donde sumaría 773 partidos y más de 300 goles con el Newcastle.
Excelente en el juego aéreo (marcó 49 goles con las urracas de esta forma) y donde estaría a las órdenes de mitos como Ruud Gullit o Kenny Daglish. Perseguido por las lesiones, ese enemigo íntimo de muchos futbolistas, en el año 2000 dejaría con 30 años la selección tras competir en 1998 en el Mundial de Francia y la Eurocopa de Holanda y Bélgica 2000.
Un acto de servicio a la patria concluido que le permitiría dedicarse en cuerpo y alma al Newcastle, hasta que un 17 de abril de 2006, una inoportuna lesión en la rodilla en un partido contra el Sunderland lo apartará definitivamente de los terrenos de juego. Un mal final para un hombre que posteriormente llegó a ser entrenador del propio Newcastle y sobre todo, Oficial de la más Excelsa Orden del Imperio Británico, honor reservado a los elegidos, a Alan shearer.