Última actualización 2 agosto, 2019 por Alberto Llopis
Los fieles aficionados que acuden a Mestalla y que ya acumulan algunas décadas recordarán a Viola, aquel delantero centro brasileño que llegó a desesperar y enamorar a la afición valencianista en la temporada 1995-96, la de aquel Valencia de Luis Aragonés que peleó la Liga con el Atletico de Madrid hasta la última jornada.
Uah Viola, uah Viola
El Valencia vivió algunos de los mejores momentos de su historia entre finales de los 90 y el inicio de la primera década del siglo XXI. En 1995, el equipo valencianista, se hizo con los servicios del «Sabio de Hortaleza», contrató a Luis Aragonés como entrenador del enésimo proyecto de un Valencia campeón de Paco Roig.
En aquel equipo destacaba Pedja Mijatovic, estrella de los valencianistas en esos momentos y jugadores como Gálvez, Engonga, Romero, Fernando, Arroyo y como no, el brasileño Viola. Pocos jugadores han conseguido llamar tanto la atención en una sola temporada como él. Un hombre que sorprendió por su juego pero también por sus celebraciones y sus controvertidos peinados.
Paulo Sergio Rosa Viola (1 de enero de 1969), fue un delantero brasileño que llegó a ser incluso internacional y mundialista en USA 94. Justo una temporada después, en 1995 llegaba al Valencia CF donde como ya hemos dicho antes, el entrenador era un tal Luis Aragonés.
Con Luis Aragonés poca broma
El veterano preparador, era todo un clásico y un hombre poco dado a las extravagancias o las tonterías. Un hombre a la vieja usanza, un Humphrey Bogart versión española. La llegada del delantero brasileño parecía en un principio una apuesta exótica de un Valencia que esa temporada acabó subcampeón con un Pedja Mijatovic inconmensurable y donde Viola tuvo más participación de la que parece.
Y eso que al principio el Sabio de Hortaleza no le tenía mucha fe a Viola, pues llegó a decir de él que ; «Necesita cambiar de cerebro» . En sus primeros meses solo jugaba los últimos minutos de los partidos siendo el suplente de un Pepe Galvez que posiblemente jugó la mejor temporada de su carrera.
Pero al final de ese mismo curso, en los últimos 11 partidos, Viola tuvo que ser titular por una lesión de Galvez y anotó 8 goles en esos 11 últimos partidos, dando una auténtica exhibición de potencia, técnica y definición .Al final su balance de goles fue de 10 por lo que si hubiera jugado toda la temporada de titular se prevé que podría haber aumentado notablemente su cifra goleadora.
Cada gol que marcaba era un show para la grada de Mestalla, que disfrutaba viendo como se marcaba unos bailes que parecían de carnaval, que enloquecían a la afición que le coreaba al son de «Uah Viola Uah Viola«, mientras el carioca, encantado, exhibía todo su repertorio artístico.
La llegada de Romario y la salida de Viola
Cuando empezó la siguiente temporada, la 1996/97, el Valencia fichó a Romario y para el Sabio, un hombre de la vieja usanza, la conexión Viola-Romario era demasiado letal, sobretodo para las discotecas de Valencia, por lo que decidió cortar a nuestro protagonista para luego tenerlas tiesas con Romario y no acabar ninguno de los tres de la temporada.
Después, se volvió a Brasil a jugar en un montón de equipos, además de una efímera aventura en Turquía. La ultima pista que le hemos podido encontrar, es que la ha estado liando fuera del campo, dado su explosiva personalidad. En el 2006 estuvo en la cárcel por ir armado, estaba denunciado por su ex mujer por querer llevarse a su hijo ilegalmente.