Última actualización 7 abril, 2024 por Alberto Llopis
Existen futbolistas que pertenecen a una generación y otros que, en cambio, tienen la virtud de pertenecer a a varias. Es posiblemente, este último caso el del delantero alemán Karl-Heinz Rummenigge. Nacido en 1955 en Renania del Norte, la suya fue una carrera longeva en la que tuvo la fortuna de coincidir en el terreno de juego con varios de los mejores jugadores de la historia: dígase Franz Beckenbauer, Johan Cruyff, Lothar Matthäus (quien dijo de él la famosa ya frase de “he jugado contra Zico y Maradona y ahora sé quién es el mejor jugador del mundo: Karl-Heinz Rummenigge” ) o hasta Diego Armando Maradona, su gran rival en los terrenos de juego de la época.
Rummenigge, uno de los mejores futbolistas alemanes de la historia
Tenedor de las principales características que un delantero centro puede tener (gol, anticipación y velocidad), Rummenigge heredó el instinto depredador de todo un mito del balompié germano como el «Torpedo» Müller y sirvió de puente a otros grandes 9 teutones como Klinsmann o Völler, o más recientemente Klose. Todos ellos, extraordinarios rematadores. Y es que eso es lo que fue principalmente en su carrera. Un rematador devastador capaz de poner en jaque a las defensas rivales al más mínimo movimiento.
Tres equipos resumen su trayectoria deportiva: el Bayern de Múnich, el Inter de Milán y el Servette suizo. En el cuadro germano, empezaría sus pasos “Rotbäckchen” , como también fue llamado por lo rojas que se ponían sus mejillas en las charlas de vestuario. Y lo haría con títulos importantes. En parte, porque su incorporación en 1974 -con 19 años- coincidió con el momento donde el Bayern reinaba en Europa con Beckenbauer, Meier y Müller y compañía al mando de las operaciones.
Ello le llevó a ganar dos Copas de Europa en sus dos primeros años y a empezar con buen pie una idilio con el equipo muniqués que se extendería durante 10 años con 310 partidos a sus espaldas y 162 goles anotados. Cifras escandalosas que le llevarían a ser el segundo máximo goleador de la historia del Bayern y el décimo de la Bundesliga.
Números increíbles que, por supuesto, también le harían debutar con la selección alemana en la que se proclamaría campeona de Europa en 1980 luego de debutar dos años antes en el primer de sus tres Mundiales, el de Argentina 78.
Ganó 2 veces el Balón de oro
Balón de oro en 1980 y 1981, precisamente, la selección fue su gran asignatura pendiente. Llegó a ella poco después de proclamarse campeona del mundo en 1974 y se fue poco antes de volver a hacerlo en 1990. Cierto es que marcó 45 tantos con ella, incluso en partidos tan recordados como la semifinal del Mundial de España contra Francia, y que marcó en la final contra Argentina de México 86, pero cierto también es que nunca pudo levantar la copa de campeón mundial que le hubiera hecho entrar por méritos propios en la historia del fútbol como uno de los más grandes de siempre.
No sólo el fútbol alemán disfrutaría de su calidad. En 1984, el Inter de Milán se haría con sus servicios después de pagar una cantidad estratósferica de dinero (la más alta de aquella época tras el fichaje de Maradona por el Nápoles). Sin embargo, las lesiones no le harían rendir conforme a lo esperado, y ello le llevaría a fichar por el Servette suizo, donde en 1989 se retiraría.
Le dedicaron una canción
Su fama antes y ahora llegó a tal nivel que el grupo musical inglés Alan & Denise le dedicó en 1982 una canción titulada «Rummenigge, what a man!» («¡Rummenigge, qué hombre!»). Sin duda, la definición más acertada para uno de los mejores delanteros de la historia.