Última actualización 1 julio, 2022 por Alberto Llopis
Johan Cruyff es uno de los mejores jugadores de la historia. Cuando uno habla acerca de quién es el mejor futbolista a nivel mundial de la historia suele haber discrepancias entre la elección de Maradona, Pelé o Di Stefano. Sin embargo, esas dudas se disipan cuando lo que se pregunta es sobre quién es el mejor jugador europeo de todos los tiempos: hay no existen dudas en afirmar que tal honor le corresponde a Johan Cruyff.
Este espigado holandés nacido en 1947 en la ciudad de Amsterdam representa la excelencia futbolística por antonomasia. El fútbol rápido, veloz, asociado al toque y movimiento, la presión sobre el rival, el dribbling por carrera y la habilidad personificado. Es decir, el fútbol total.
Y es que sí por algo se puede catalogar a el «Flaco» es por ser el creador de un estilo propio, tanto en los banquillos como técnico, como en el césped como jugador. Con él, el arte, el talento y la creatividad, siempre tienen cabida, aunque sea a costa de perder capacidad defensiva. Lo que prima es la imaginación. Algo de eso ya se intuía cuando con tan solo 10 años logró formar parte de las categorías inferiores del Ajax de Amsterdam. Paso en gran parte facilitado por la madre de Cruyff, limpiadora de las instalaciones del club, que sirvió para dar a conocer a un chaval que rompería moldes en la época.
Tan rápido fue su ascenso en el club tulipán, que con tan solo 17 años hizo su debut en la liga holandesa en un encuentro contra el Groningen, partido donde dejó ya patente su clase con varios cambios de ritmo destacables y un tanto anotado. Era una premonición de lo que estaba por llegar. Esa misma temporada, Cruyff comenzó a ganarse un hueco en el primer equipo llegando a jugar 10 partidos y marcando cuatro goles.
Uno de los mejores jugadores de la historia
Pero, la grandeza del «holandés volador» iba a tener un punto de inflexión con la llegada de Rinus Michels al banquillo del Ajax la temporada siguiente. Un hombre que iba a revolucionar el concepto de fútbol existente y donde iba a encontrarse en Cruyff su mejor aliado. Partidario de innovaciones constantes, Michels creó un sistema donde los jugadores atacaban y defendían todos a una. Además, había un constante cambio de posiciones que tenía por objetivo dar la mayor libertad a los futbolistas.
Fue así como Cruyff desarrolló todas sus virtudes. Partiendo de la posición natural suya de 9, se dejaba caer a bandas con el objetivo de desordenar las defensas permitiendo la llegada en segunda línea de compañeros. Con tal libertad de movimientos, el «Flaco» explotó sus cualidades de velocidad y desborde en carrera, y su impresionante capacidad regateadora.
De hecho, perfeccionó un movimiento que hoy se conoce como el «Regate de Cruyff».que consistía en mirar para pasar o cruzar la pelota. Sin embargo, en lugar de golpear el balón, él arrastraba la pelota detrás de su pie plantado con el interior de su otro pie y dando una vuelta de 180 grados y se aceleraría lejos del alcance del defensor. Además, de todo ello, excelentes eran sus prestaciones para el gol y su visión de juego, donde sus pases y asistencias eran todo un lujo.
El resultado, como no podía ser de otra forma, se tradujo en éxitos tanto a nivel colectivo como individual. 6 ligas, 4 copas de Holanda, 3 Copas de Europa (en la del 72 con dos goles al Inter), 1 Intercontinental y una Supercopa de Europa fueron sus conquistas en los cerca de 10 años en el club rojiblanco. Un balón de oro (1971) y cuatro veces máximo goleador del campeonato holandés fueron sus registros personales con el Ajax.
El fichaje de Cruyff por el Barcelona
El éxito en el club holandés propició el interés de los grandes equipos europeos por él. De hecho, en el verano de 1973, tras estar casi atado por el Real Madrid, finalmente logró fichar por el FC. Barcelona a cambio de 60 millones de pesetas y 12.000 dolares mensuales, donde lograría consagrarse como el mejor futbolista europeo de todos los tiempos.
En el club catalán su llegada provocó un auténtico shock. A pesar de estar inmerso en una profunda crisis de resultados y de identidad, las cosas cambiaron mucho en Can Barça de la noche a la mañana. Tras debutar en un partido contra el Granada en octubre con el equipo en penúltimo lugar de la tabla y donde logró dos goles, Cruyff logró cambiar la tendencia.
El equipo acabó la Liga con el título en su haber y con un estilo propio, que le valió para dejar imágenes inolvidables como la goleada 0-5 al Real Madrid en el Santiago Bernabeu el 17 de febrero de 1974 o el gol de tacón al Atlético de Madrid, que le valió el apodo del holandés «volador». Éxitos que le valieron para ganar consecutivamente los balones de oro de 1973 y 1974.
El Mundial del 74 encumbró a Johan Cruyff como futbolista
En la temporada 74, Cruyff lograría por fin debutar en un Mundial. Con Rinus Michels al mando, la Naranja mecánica asombro al mundo con ese fútbol total importado del Ajax. En el Mundial de Alemania, 74, el combinado holandés logró cuajar su mejor actuación hasta ese momento logrando jugar la final contra los germanos, para finalmente perderla por 2-1. Este sería su única aportación de relevancia a la selección después de su negativa a disputar el Mundial 78 como consecuencia del miedo a un posible secuestro y forma de protesta al régimen dictatorial del país argentino. Un especie de rebeldía que le acompañaría toda su carrera deportiva y le haría ser un personaje controvertido en más de una ocasión.
El éxito del combinado nacional tuvo en el «flaco» a unos de sus mayores culpables, pues lograría ser pieza clave en la goleada argentina (marcando dos de los 4 goles de su equipo) o en el triunfo sobre Brasil por 2-0, donde lograría anotar otro tanto. Sus siguientes años en el Barcelona no serían tan buenos a nivel colectivo (donde solo lograría la Copa del 78 a costa de Las Palmas), lo cual no fue óbice para que se viera la espectacular técnica y calidad de Cruyff.
Su fichaje por el Levante UD
Finalmente, ya con 31 años, el «14» del fútbol dio un paso en su carrera y encauzó su rumbo a la LFS norteamericana donde estuvo dos años. En 1981, el Levante fue testigo del regreso de Johan Cruyff a la Liga Española, esos si, con unas condiciones muy especiales. Sin embargo, solo 10 partidos con el conjunto granota acabaron con Johan volviendo al club de sus amores: el Ajax.
Su retorno al club ajacied con 34 años, le valió para obtener dos Ligas más y pasar a los anales de la historia por crear una jugada: el penalti indirecto, que consistía en ceder la pelota a un compañero antes de tirar a portería. No sería sin embargo, esta su última temporada, pues aun le quedaría un paso de un año por el Feyenord, donde conquistaría un sorprendente doble Liga-Copa y el premio al mejor jugador de la Eurodivisie. Un final feliz para un jugador total. Años después, Cruyff iba a coger las riendas del Barça para crear el «Dream Team» un equipo que pasó a la historia del fútbol por su juego total. Pero eso, es otra historia que te contamos aquí.