Última actualización 10 noviembre, 2021 por Alberto Llopis
El Mundial de Francia 1998 significó la consolidación de Francia como potencia mundial. Los galos que nunca habían llegado a la final de la más importante competición futbolística por fin saborearon las mieles del éxito y además en casa. Lo hicieron porque contaron con una extraordinaria generación de futbolistas como Henry, Petit, Vieira, Barthez, Blanc y sobre todo, Zinedine Zidane, el hombre que se consagró en su casa como uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos.
El Mundial de Francia 1998, el último del siglo XX
Fue un Mundial moderno, innovador. La aparición de los teléfonos móviles e Internet revolucionaron un torneo que por primera vez contó con 32 selecciones y que sirvió para dar mayor representatividad a África y Asia. No faltó ninguna selección importante más allá de Uruguay y Portugal y en especial, tres eran las que se presentaban con el cartel de favoritas. Brasil, con Rivaldo, Ronaldo, Roberto Carlos era la gran candidata, pero España con Kiko, Raúl, Hierro, Luis Enrique o Morientes también acaparaba muchas miradas como la Argentina del Burrito Ortega, Batistuta, Ayala o Verón.
La primera fase apenas presentó sorpresas salvo en el grupo D donde saltó una de las grandes. La España de Clemente caía ante Nigeria en su primer partido tras un garrafal fallo de Andoni Zubizarreta y empataba ante Paraguay dando por enterradas sus esperanzas de pasar a la segunda fase.
La segunda fase dejó claro quienes eran los equipos favoritos
Los octavos de final trajeron los primeros platos fuertes del torneo. Francia se las vio y deseó para eliminar a Paraguay. Tuvo que recurrir a la prórroga y a ese experimento llamado «Gol de oro» para que Blanc batiera por primera y única vez a José Luis Chilavert. Argentina, aún lo pasó peor, pues tuvo que solventar su duelo ante Inglaterra en una tanda de penaltis espectacular tras un empate a 2 al cabo del tiempo reglamentario en un encuentro que se recordara por la expulsión de David Beckham. Este partido, dejó el gol de Zanetti que salvó una vida a miles de kilómetros.
La Croacia del 98, una de las grandes sorpresas
Francia que jugó con fuego todo el torneo iba a abrir los cuartos de final ante Italia. Como muchos sospechaban, el partido fue muy cerrado y sólo los penaltis dieron el triunfo a los galos que se metían a semifinales donde les esperaba un nuevo país emergente: Croacia que había batido rotundamente por 3-0 a la Alemania de Matthäus (que jugó su quinto Mundial) y que presentaba una hornada muy interesante de futbolistas con Suker a la cabeza y Prosinecki, Jarni, Vlaovic o Stanic como más fieles escuderos. Sin duda la Croacia del 98 fue una de las revelaciones del torneo.
Sin hacer ruido, la otra semifinal la configuraron Brasil y Holanda. Los brasileños vencieron con mucha dificultad a Dinamarca por 3-2 en el adiós de Michael Laudrup. Los tulipanes tuvieron que recurrir a la magia de Dennis Bergkamp para dejar en la cuneta a Argentina por un ajustado 2-1.
No fue el Mundial de Francia un canto al fútbol, más bien primaron las defensas, la táctica y hasta la dureza. Hubieron 21 amarillas en lo que significó el récord del campeonato hasta entonces. Ese fútbol rácano se pudo observar en las semifinales. Francia ganaría 2-1 a Croacia al remontar un 0-1 con dos tantos de Thuram. Brasil debería de recurrir a la tanda de penaltis para superar a Holanda y privarle de luchar por su primer título Mundial.
Francia-Brasil, la final soñada por fin se iba a producir. Sin embargo, lo que se vendía como un partidazo iba a quedar en un monólogo galo. Zinedine Zidane, con dos tantos de cabeza iba a sellar una actuación espectacular que le iba a catapultar al Olimpo del fútbol y que iba a servir para que Francia ganara 3-0 a una Brasil desconocida donde Ronaldo (del que tiempo después se supo que tuvo un ataque epiléctico) apenas tuvo protagonismo.