Última actualización 26 marzo, 2024 por Alberto Llopis
Para muchos, Ryan Giggs es el mejor jugador de la historia del Manchester United. El galés defendió la camiseta de los Red Devil´s durante 23 años. Giggs se despidió del «Teatro de los sueños» el 6 de mayo de 2014. Old Trafford despidió a uno de los jugadores más grandes de su historia, al hombre que durante 24 temporadas defendió la camiseta de los Red Devil´s e incluso llegó a dirigirlos desde el banquillo. Al jugador más laureado de su historia, al hombre que desde 1991 a 2014 lo ganó casi todo como jugador del Manchester United.
El mejor jugador de la historia del Manchester United
Cuando uno lee el palmarés de Ryan Giggs le suelen entrar escalofríos: 13 ligas inglesas, 4 FA Cup, 8 Community Shield, 2 Champions League, 1 Intercontinental, 1 Supercopa de Europa, 1 Mundialito de Clubes, 15 goles con Galés, más partidos disputados a nivel club (910), ni una sola expulsión a lo largo de su carrera, y que ha marcado un gol en todas las temporadas que ha jugado desde 1991 menos en la última, jugador más veterano en meter un tanto en Champions (37 años), en los Juegos Olímpicos (38) y así podríamos seguir hasta escribir hojas y hojas…
Ryan Giggs, el verdadero expreso de Cardiff
Y es que este jugador nacido en Cardiff en 1973 representa la velocidad, el desborde y el juego rápido y veloz por excelencia. Hijo de jugador de rugby de origen africano (su abuelo era de Sierra Leona), Giggs pasó su infancia en su ciudad hasta que con seis años su padre fue trasladado a Manchester para jugar en el equipo de su ciudad.
Un cambio importante que en un principio no asimiló bien debido a la lejanía de sus abuelos, pero con el tiempo resultó decisivo. Y fue así, porque con 14 años, Sir Alex Fergusson ya le había echado el ojo y lo había fichado para las categorías inferiores del United. Un paso adelante que ratificó en 1990, cuando con tan sólo 17 años firmó su primer contrato profesional para incorporarse al primer equipo.
Su llegada al primer equipo revolucionó la plantilla. Giggs era un extremo zurdo con una velocidad endiablada (posiblemente heredó los genes físicos de su padre) y una potencia descomunal. Su salida desde posiciones escoradas era temida por los rivales, porque a esa velocidad aunaba también clase y regate, mucho regate. Ello le hacía convertirse en un jugador imparable. Para colmo estaba acompañado de unos compañeros del nivel de Cantona, Beckham, Scholes, Schmeichel, los hermanos Neville o posteriormente, ya en el siglo XXI de superclases como Van Nistelroy, Cristiano Ronaldo o Wayne Rooney.
Una longeva y productiva carrera
Con esos ingredientes la carrera de Giggs no tardó en explotar. En 1993, sumaba su primera Premier League en el nuevo estreno del formato de la liga inglesa. Con un Sir Alex Ferguson al cuidado de él (no le dejó hacer entrevistas hasta cumplir los 20 años), Giggs fue pieza clave en las siguientes tres ligas conquistadas en el plazo de 4 años. Hasta el punto que muchos lo compararon con el gran George Best.
A los títulos Giggs sumó también goles y golazos como el conseguido contra el Arsenal en la prórroga del Replay de las semfinales de la FA Cup de 1999. Un golazo que dio la vuelta al mundo y que confirmó la clase de futbolista que había dentro del cuerpo del galés. Está considerado el mejor tanto de la historia de la FA Cup.
Pero su gran momento sería un año antes, cuando lograría el famoso triplete (Liga, Copa y Champions) después de una Copa de Europa que el Manchester arrebataría al Bayern en el último minuto. Un momento cumbre en la carrera de Giggs, que sin embargo no acababa de lograr clasificar a Galés para una fase final de ninguna competición.
A mediados de la primera década del nuevo milenio, el juego de Giggs sufrió una transformación, dejando su posición de extremo por la de interior y mediocentro. Su edad y la perdida paulatina de velocidad le hacían ir a una posición en la que demostraría su extraordinaria visión de juego. Y es que el que es bueno, es bueno en cualquier lugar.
Su buen hacer le permitió al Manchester ganar tres ligas seguidas y otra Champions, lograda «in extremis» contra el Chelsea en los penaltis. El paso del tiempo y su lealtad al equipo de su vida le permitió ir acumulando récord tras récord y dejar el listón muy alto para los que lleguen.
Una vida personal ajetreada
A pesar de su excelente trayectoria deportiva, su vida sentimental sufrió un duro palo cuando en 2011 se descubrieron dos escándalos: una supuesta infidelidad con la modelo Imogen Thomas, y posteriormente, otro engaño, esta vez con la esposa de su hermano: Natasha Giggs con la que estuvo compartiendo cama esporádicamente durante ocho años y a la que conoció en una fiesta junto a su propio hermano Rhodri.
Un suceso que provocó que como dijera su propio padre la vida ya nunca fuera igual para la familia. Y es que para Giggs, nunca hubo distancias, ni dentro ni fuera de los terrenos de juego. Giggs, un crack. Finalmente, la noche del 6 de mayo de 2014, el galés, se despidió del que fue su publico. Lo hizo como entrenador-jugador, cambiándose a si mismo en el minuto 70 de partido y estando apunto de cerrar su trayectoria en el teatro de los sueños con un auténtico golazo. No pudo ser pero la trayectoria de Ryan Giggs, el mejor jugador de la historia del Manchester United siempre estará ahí. Un jugador, que ya despuntaba al máximo nivel mientras algunos todavía vivíamos nuestra infancia.